El objetivo de Sergio Fernández es que las personas con minusvalía puedan desarrollar un proyecto de calidad de vida
IGNACIO A. CASTILLO. MÁLAGA
Esta es la historia de unos padres que querían los mejor para sus hijos. Como todos. O casi todos, porque la sociedad asiste con horror a episodios incalificables que tienen como víctimas a los más pequeños a manos de sus progenitores. Estos padres no se resignaban a que sus hijos, con discapacidad intelectual, no tuvieran una atención especializada y, en el verano de 1981, se embarcaron en un proyecto para garantizársela. Así nace Ceper, una asociación dedicada, desde su compromiso ético, a contribuir con apoyos y oportunidades a que cada persona discapacitada y su familia puedan desarrollar su proyecto de calidad de vida y promover su inclusión como ciudadano de pleno derecho en una sociedad más justa y solidaria.
En la actualidad atiende a unas 140 personas disminuidas psíquicas en dos centros, ambos en el puerto de la Torre. Sergio Fernández es el presidente de la entidad que el martes contó con la visita de la infanta doña Elena, que asistió a la firma de un acuerdo de colaboración entre el Ayuntamiento de Málaga y la Fundación Mapfre para promover el acceso al deporte de las personas con discapacidad.
Ceper mantiene convenios con la Consejería de Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andalucía y también con el Servicio de Menores, «ya que tenemos la guarda de doce menores a cuyos padres la Junta les ha retirado la tutela», explicó Fernández. El resto de los beneficiarios de Ceper son mayores de edad. «Empezamos a dar servicio cuando la persona abandona el sistema educativo. Tenemos varios talleres ocupacionales, como jardinería y aloe vera, mosaicos y texelas, flores secas y otro de papel reciclado», señaló.
Ceper también dispone de otros servicios, como unidad de estancia diurna, «para personas con un grado mayor de dependencia», y una residencia. «Como servicios transversales o complementarios tenemos un servicio de asesoramiento familiar, que es gratuito. Además contamos con un servicio de atención psicología, un servicio de respiro familiar (tenemos plaza de residencia, que no son concertadas, para que cualquier socio de Ceper o persona de la calle al que le surja un viaje puntual o alguna enfermedad, pueda llevar a su familiar dependiente). También tenemos un servicio de estimulación de lenguaje, un servicio de actividad física adaptada y otro de ocio y tiempo libre», indicó el presidente de esta asociación.
¿Quién paga esta atención? Quienes tienen el diagnóstico de discapacidad reciben una pensión no contributiva. Para ser atendidos en Ceper tienen que aportar el 75% de esa paga. «El 25% se destina a sus gastos personales», precisa Sergio Fernández. El resto de los gastos corre a cuenta de la Consejería de Igualdad, a través de los diferentes conciertos.
Para atender a estas 140 personas, Ceper dispone de una plantilla de 70 profesionales, aparte del equipo técnico directivo, que se encarga de la administración.
Primero comenzó en unos locales, más adelante, luchando y peleando mucho, los entonces rectores de la asociación consiguieron una cesión municipal de unos terrenos por el precio simbólico de una peseta, cuando Celia Villalobos era alcaldesa de Málaga. En ese suelo construyeron las actuales instalaciones de la calle Víctor Hugo.
«Nada es imposible» es uno de los lemas de Ceper, que mantiene su actividad de integración social.
¿Por qué es el personaje de la semana?
La infanta Elena de Borbón visitó el martes Málaga para asistir a la firma de un convenio entre el Ayuntamiento y la Fundación Mapfre, de la que es directora de Proyectos Sociales y Culturales, para impulsar el acceso al deporte entre jóvenes discapacitados. Tuvo lugar en las dependencias que la Asociación Malagueña en favor de las Personas con Discapacidad Intelectual (Ceper) tiene en el Puerto de la Torre. Con la firma de este convenio, la Fundación Mapfre colaborará con el Ayuntamiento con 30.000 euros para la permanencia durante la presente temporada del programa Da el relevo, que garantiza el acceso al deporte (baloncesto en silla, fútbol sala, boccia, judo o natación) de unas 300 personas, no sólo en Ceper, también en el Martín Carpena, el estadio de Atletismo o el centro Inacua.
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